Bonos corporativos, letras del tesoro, bonos del estado o bonos sin más. Es una palabra que habrás escuchado en la tele, leído en el periódico y visto en internet. Quizás mucho más ahora, ya que los bonos siempre salen a la palestra cuando atravesamos momentos económicos delicados.
Y es que estoy escribiendo este artículo en Noviembre de 2022, un mes que pasará a la historia del mercado de criptomonedas como el mes en el que FTX, el segundo mayor exchange de criptomonedas, quebró, provocando el consiguiente hundimiento de todo el mercado. Y no solo eso, si no que además estamos viendo un panorama económico fuertemente marcado por una inflación muy elevada, unos tipos de interés altos y un entorno macroeconómico muy inestable debido a la guerra, algo que también ha hecho caer a los mercados tradicionales.
He decido escribir este artículo porque veo que la mayoría de la gente que está interesada en los mercados financieros no sale de las criptos o de las acciones ordinarias pero entender los bonos (corporativos y estatales) es algo primordial para entender cómo los capitales (institucionales e individuales) se mueven en los mercados financieros dependiendo de las condiciones macroeconómicas en las que nos encontremos.
¿Qué son los bonos?
Como siempre, lo primero que tenemos que definir es qué es un bono y cómo funciona así que no perdamos más tiempo:
Un bono no es más que la emisión de una deuda por parte de una empresa o gobierno con el fin de recaudar dinero para financiar determinados planes y/o acciones. Como con cualquier tipo de deuda, en los bonos, el emisor de la deuda se compromete con el comprador del bono a devolverle una cantidad de dinero en un plazo de tiempo definido más un interés adicional.
Para que lo entiendas rápido, cuando compras un bono, obtienes el derecho a que el emisor del bono (una empresa o gobierno) te devuelva el capital que le has prestado y además un interés sobre el capital prestado que suele ser anual y que también se define a la hora de negociar el bono.
El bono más “famoso” que has podido escuchar son las Letras del Tesoro, esas que tantas veces han salido en la tele. Pues bien, las letras del tesoro no son más que bonos a corto plazo emitidos por el gobierno mediante el cual tú como inversor le prestas dinero al gobierno y el gobierno a cambio se compromete a devolverte en un plazo corto de tiempo (máximo 18 meses) tanto el capital que le has prestado como un interés adicional.
Otra de las características de los bonos es que se pueden vender y comprar durante toda la vida útil del bono. Es decir, los bonos tienen un precio que se fija teniendo en cuenta el tiempo de la deuda, el interés que el inversor del bono recibirá y el riesgo de impago por parte del emisor.
¿Qué tipos de Bonos hay?
Básicamente podemos encontrar dos grandes tipos de bonos según el tipo de emisor: los bonos públicos y los bonos corporativos.
No voy a ponerme a explicar cada tipo de bono de cada país, simplemente tenéis que saber que dentro de los bonos públicos, podemos encontrar bonos que son emitidos por el gobierno central o por entidades públicas tanto más grandes (por ejemplo los bonos del Banco Central Europeo) como más pequeñas (como por ejemplo los bonos municipales)
En el caso de España, los bonos públicos más comerciados son las letras del tesoro, los bonos del estado y las obligaciones del estado. Todos ellos son bonos y la única diferencia entre uno u otro es el plazo de vencimiento del bono (corto, medio y largo plazo respectivamente).
Por otro lado, los bonos también se pueden clasificar según cómo se pague los intereses al comprador del bono en varios tipos:
–Bonos fijos: Aquellos en los que recibes los intereses de forma fija (por ejemplo cuando recibes el 3% anual sobre el capital prestado)
–Bonos con cupón flotante: Son aquellos en los que el interés a pagar está determinado por un cierto índice o indicador como puede ser por ejemplo el Euribor. En este tipo de bonos, el rendimiento se verá afectado por los tipos de interés como veremos más adelante
-Bonos con cupón cero: Estos bonos no tienen asociado un pago de un interés sino que la rentabilidad del inversor queda determinada por la diferencia entre el precio de adquisición del bono y el precio de reembolso. Por norma general, el inversor compra el bono a un precio menor del precio de reembolso por lo que a la hora de liquidar el bono, su rentabilidad es la diferencia entre precio de adquisición y precio de liquidación.
¿Qué riesgo tienen los Bonos?
Desde hace muchísimo tiempo, la inversión en renta fija (bonos) se ha considerado mucho más segura que la inversión en renta variable (acciones). Sin embargo los bonos también tienes unos riesgos que el inversor debe afrontar:
–Riesgo de impago: Aunque siempre se da por hecho que un gobierno no va a quebrar y va a hacer frente a sus deudas, esto es algo que no es tan seguro con los bonos emitidos por empresas (y sino, que se lo digan a FTX)
–Riesgo de inflación: Algo que preocupa mucho hoy en día y es básicamente por el riesgo de que la inflación supere a la tasa de rentabilidad del bono y que por tanto acabes perdiendo dinero. A día de hoy, con una inflación al 9%, no tiene sentido comprar bonos al 3% anual a no ser que el precio de dicho bono sea muy inferior y tengamos la seguridad de que a la larga, la inflación remitirá y el precio pagado por el bono hará que merezca la pena incurrir pérdidas durante algún tiempo.
–Riesgo de mercado: Este punto viene directamente determinado por los tipos de interés que haya en el mercado así que ya puedes estar leyendo el artículo que escribí sobre este tema para entenderlo todo.
–Riesgo del tipo de cambio: Hay veces, que comprar bonos en distinta divisa a la de tu país te puede hacer perder dinero si la moneda con la que compraste el bono sufre una caída de valor.
¿Por qué es tan importante conocer los Bonos?
Conocer la importancia de los bonos es para mí la clave del artículo y la razón por la cual dejo este punto para el final. Si te has quedado hasta aquí, estás demostrando tener un verdadero interés por entender los mercados así que enhorabuena, estás en el camino correcto.
Entender el funcionamiento de los bonos es tan importante porque gracias a ello podremos entender cómo diversificar nuestro capital de la forma más óptima posible. Pero para entender esto, debemos conocer en profundidad la relación existente entre los bonos y los tipos de interés.
Los Tipos de Interés, otra vez
Como ya expliqué en el artículo sobre los tipos de interés, estos tipos los determinan organismos como el BCE en Europa o la FED en EEUU. El tipo de interés no es más que el precio a pagar por pedir dinero prestado y ya que estamos hablando de bonos (es decir, de dinero prestado), este tipo de interés va a marcar el rendimiento que tengan dichos bonos.
Hace 5 años, cuando los tipos de interés eran nulos y prestar dinero no costaba ningún tipo de interés adicional, los bonos eran instrumentos con muy poco aliciente ya que las condiciones de dichos bonos eran muy malas (los intereses que pagaban eran bajos y los precios de los bonos que ya estaban en el mercado con mejores condiciones eran altos).
Sin embargo, en una situación económica como la que tenemos hoy en día donde los Bancos Centrales están subiendo los intereses para poder frenar la inflación (afectando como consecuencia al gasto), estamos viendo cómo el precio de las acciones de las empresas está cayendo debido a esta inestabilidad, los menores ingresos y alta inflación, haciendo que el capital se aleje de dichos mercados a la espera de encontrar mejores condiciones con las que invertir.
Ante tal situación desfavorable, los inversores buscan alternativas para buscar rentabilizar su capital y con un tipo de interés más alto, tanto empresas como gobiernos deben poner incentivos más altos cuando pidan dinero prestado si quieren atraer a los posibles inversores de bonos.
¿Cómo se aprovechan los inversores de esta situación económica desfavorable?
Este trasvase que vemos de los mercados de renta variable (acciones) a los mercados de renta fija (bonos) es algo directamente relacionado con la situación económica en la que nos encontramos y como habrás podido observar, es simplemente un movimiento que los inversores hacen por pura supervivencia para poder rentabilizar su capital.
Y esto querido lect@r, es algo que también puedes hacer tú con tus inversiones cuando la situación macroeconómica pinta fea. Por eso es tan importante conocer los bonos y su funcionamiento, para detectar cuándo es el mejor momento de pasar tu dinero de renta variable a renta fija.
Pero esto no es lo único que cambia. Ya sabemos que con tipos de interés más altos, las empresas y gobiernos tienen que ofrecer tipos de interés más altos en sus bonos pero… ¿Qué pasa con los bonos antiguos que ya estaban en circulación antes de que subieran los tipos de interés?
La relación Inversa entre el precio de los Bonos y los Tipos de Interés
Recordemos que el tipo de interés del bono se fija en el momento de su compra y que por tanto, ese interés (a no ser que sea un bono de cupón flotante) va a ser menor que el que se ofrece a día de hoy en los mercados. Por lo que…
La única solución para hacer interesantes este tipo de bonos con intereses menores es reducir su precio de compra considerablemente. Gracias a esta reducción del precio y al pago de intereses (aunque menor que lo que se ofrece en el mercado actual), el inversor del bono puede asegurarse que obtendrá un rendimiento similar al inversor que compre un bono nuevo con las condiciones actuales (que tienen mayores intereses).
Por ello siempre se dice que los tipos de interés se mueven en la dirección opuesta al precio de los bonos. O lo que es lo mismo, a mayores tipos, menores precios en los bonos y viceversa.
La segunda conclusión que debes aprender hoy es que a mayores tipos de interés, mayor rentabilidad encontraremos en los bonos y más atractivos serán para los inversores algo que afectará negativamente al mercado de renta variable, es decir al de las acciones.
Y eso es todo.
Ahora ya sabes qué es la renta fija, qué tipos hay, qué riesgo tienen y por qué es importante conocer cómo funcionan dependiendo de la situación del mercado.
¡Espero que hayas leído hasta aquí! Un abrazo.